En mis primeros días en España ya figuraba en mi diccionario el termino okupa, me parecía difícil concebir como un grupo de personas podían apropiarse de un edificio abandonado, cambiar la chapa de la puerta y resistirse a que la policía los sacara; y como si fuera un chiste, legalmente estaban amparados si el edificio había sido abandonado muchos años atrás.
Asi, por muchos meses sentía que coexistíamos en esta ciudad entre edificios abandonados y ocupados, como siempre yo (y miles de personas más) ajena a esta realidad, paseamos por la ciudad, teniendo una especie de recelo hacia estos lugares, como sintiendo temor a lo que había dentro. Por fuera las fachadas llenas de grafitos parecían gritar que eran un edificio ocupado y nos hacían querer cambiar de banqueta al pasar enfrente.
Como era estar allí:
Ahora, soy el tipo de persona que quiere aprender todo, es por eso cuando me invitaron a una casa okupa a un taller de telas, no dude en acercarme. Busque la dirección y el Distrito VI me daba una señal de que había llegado al lugar correcto. Toque el timbre muchas veces, y no habrían. Unos minutos después aparece en una bicicleta un personaje con pantalones flojos y rotos, relajado y tenia llave y entramos. Las bodegas eran mas grandes de lo que me imaginaba, tenían arte en todas las paredes, y cuando digo arte, eran expresiones extrañas, como el muro de rollos de cámara antiguos o la pared de ojos colgantes... Cuando entramos a otra puerta pequeñita se ampliaba el salón, era un espacio iluminado y grande con una colchoneta en el centro, un ring de boxeo y un trapecio, una combinación perfecta pensé! Habían muchas personas estirando el cuerpo, se preparaban para empezar el taller de telas; era la primera vez que lo hacia, pero era precioso verlos a todos, parecían bailarinas volando. Poco a poco conocí a personas, todas eran como yo y como todo el mundo, "humanos", aunque no dudo que con una sensibilidad diferente, más bonita. Y así fui a la casa okupa no una, ni dos veces, sino muchas más, disfrute cada momento, disfrutaba que fuera gratis y la pasaba bien con el grupo. Hace una semana que cerraron la casa okupa, un caos, porque no dejan sacar las cosas, así han cerrado muchas.
Como cambia esto el entorno:
Fisicamente la ciudad cambiaba con este movimiento social, muchas veces comparado con las favelas, pero no tiene nada que ver. Me parecía más bien que generaba un desarrollo paralelo en el área, era un lugar de expresión y concentración de un grupo especifico.
En ciudades de países desarrollados florecen asentamientos espontáneos constantemente, la estructura urbana se caracteriza por una marcada desarticulación y los asentamientos conviven dentro de zonas urbanas y comerciales.
Me parece que estos movimientos espontáneos son necesarios, dan un chispazo de rebeldía y creatividad al territorio y que incluirlos en la planificación urbana, entendiendo a los "grupos" (Que, somos nosotros mismos, seres humanos) se puede generar un espacio de coexistencia en armonía defendiendo los intereses que cada uno tenga.
